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4 Un viejo relato de `Hernán Casciari`__ que no es más que un *remix* de un peoma
5 de Borges__ (mucho más viejo).
7 __ http://es.wikipedia.org/wiki/Hern%C3%A1n_Casciari
8 __ http://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Luis_Borges
10 Espero que no te ofendas, Hernán querido, por tomarme la libertad de copiarlo
13 Los miércoles a las nueve de la noche, hora de Nueva York, la cadena
14 norteamericana ABC emite una serie de televisión que me gusta. A esa misma
15 hora un mexicano llamado Elías, dueño de un vivero en Veracruz, la está
16 grabando directamente a su disco rígido, y tan pronto como acabe subirá el
17 archivo a Internet, sin cobrar un centavo por la molestia. Tiene esta
18 costumbre, dice, porque le gusta la serie y sabe que hay personas en otras
19 partes del mundo que están esperando por verla. Lo hace con dedicación, del
20 mismo modo que trasplanta las gardenias de su jardín para que se reproduzca
23 A las once de la noche de ese mismo miércoles, Erica, una violinista
24 canadiense de venticuatro años que ama la música clásica, baja a su disco
25 rígido la copia de Elías y desgraba uno a uno los diálogos para que los
26 fanáticos sordomudos de la serie puedan disfrutarla; distribuye esos
27 subtítulos en un foro tan rápido como puede. No cobra por ello ni le
28 interesa el argumento: lo hace porque su hermano Paul nació sordo y es
29 fanático de la serie, o quizás porque sabe que hay otra mucha gente sorda,
30 además de su hermano, que no puede oír música y debe contentarse con ver la
33 A las 3:35 de la madrugada del jueves, hora venezolana, Javier baja en
34 Caracas la serie que grabó Elías y el archivo de texto que redactó
35 y sincronizó Erica. Javier podría ver el capítulo en idioma original, porque
36 conoce el inglés a la perfección, pero antes necesita traducirlo: siente un
37 placer extraño al descubrir nuevas etimologías, pero más que nada le place
38 compartir aquello que le interesa. Para no perder tiempo, Javier divide el
39 texto anglosajón en ocho bloques de tamaños parecidos, y distribuye por mail
40 siete de ellos, quedándose con el primero.
42 Inmediatamente le llega el segundo bloque a Carlos y Juan Cruz, dos
43 empleados nocturnos de un Blockbuster boneaerense que suelen matar el tiempo
44 jugando al ajedrez, pero que ocupan los miércoles a la madrugada en traducir
45 una parte de la serie, porque ambos estudian inglés para dejar de ser
46 empleados nocturnos, y también porque no se pierden jamás un capítulo.
48 El tercer bloque de texto lo está esperando Charo, una ceramista de Alicante
49 que está subyugada por la trama y necesita ver la serie con urgencia, sin
50 esperar a que la televisión española la emita, tarde y mal doblada,
51 cincuenta años después. El cuarto bloque lo recibe María Luz, una tipógrafa
52 rubia y alta que trabaja, también de noche, en un matutino de Cuba: María
53 Luz deja por un momento de diseñar la portada del diario y se pone
54 rápidamente a traducir lo que le toca. Dice que lo hace para practicar el
55 idioma, ya que desea instalarse en Miami.
57 El quinto bloque viaja por mail hasta el ordenador de Raquel y José Luis,
58 una pareja andaluza que vive de lo poco que le deja una librería en el
59 centro de Sevilla. Llevan casados más de venticinco años, no han tenido
60 hijos, y hasta hace poco traducían sonetos de Yeats con el único objeto de
61 poder leerlos juntos, ella en un idioma, él en otro. Ahora, que se han
62 conectado a Internet, descubrieron que además de buena poesía existe también
65 El sexto bloque le llega a Ricardo, en Cuzco: Ricardo es un homosexual
66 solitario —y muchas noches deprimido— que traduce frenéticamente mientras
67 hace dormir a su gato Ezequiel. El séptimo lo recibe Patrick, un inglés con
68 cara de bueno que viajó a Costa Rica para perfeccionar su español, lo
69 desvalijó una pandilla casi al bajar del avión pero igual se enamoró del
70 país y se quedó a vivir allí. Y el octavo bloque le llega, al mismo tiempo
71 que a todos, a Ashley, una chica sudafricana de madre uruguaya que es
72 fanática de la serie porque le recuerda (y no se equivoca) a su libro
73 favorito: La Isla del Tesoro.
75 Los ocho, que jamás se han visto las caras ni tienen más puntos en común que
76 ser fanáticos de una serie de la televisión o de un idioma que no es el
77 materno, traducen al castellano el bloque de texto que le corresponde a cada
78 uno. Tardan aproximadamente dos horas en hacer su parte del trabajo, y dos
79 horas más en discutir la exactitud de determinados pasajes de la traducción;
80 después Javier, el primero, coordina la unificación y el envío a La Red.
81 Ninguno de los ocho cobra dinero para hacer este trabajo semanal: para
82 algunos es una buena forma de practicar inglés, para otros es una manera
83 natural de compartir un gusto.
85 A esa misma hora Fabio, un adolescente a destiempo que vive en Rosario,
86 a costas de sus padres a pesar de sus 23 años, encuentra por fin en el
87 e-mule la traducción al castellano del texto. Con un programa incrusta los
88 subtítulos al video original, desesperado por mirar el capítulo de la serie.
89 A veces su madre lo interrumpe en mitad de la noche: —¿Todavía estás ahí
90 metido en Internet, Fabio? ¿Cuándo vas a hacer algo por los demás, o te
91 pensás que todo empieza y termina en vos? —Tenés razón mamá, ahora mismo
92 apago —dice él, pero antes de irse a dormir coloca el archivo subtitulado en
93 su carpeta de compartidos para que cualquiera, desde cualquier máquina,
94 desde cualquier lugar del mundo, pueda bajarlo. Fabio jamás olvida ese
97 Los jueves suelo levantarme a las once de la mañana, casi a la misma hora en
98 que Fabio, a quien no conozco, se ha ido a dormir en Rosario. Mientras me
99 preparo el mate y reviso el correo, busco en Internet si ya está la versión
100 original con subtítulos en español de mi serie preferida, que emitió ocho
101 horas antes la cadena ABC en Estados Unidos. Siempre (nunca ha fallado)
102 encuentro una versión flamante y me paso todo el resto de la mañana
103 bajándola lentamente a mi disco rígido, para poder ver el capítulo en la
104 tele después de almorzar. Mientras espero, escribo un cuento o un artículo
105 para Orsai: lo hago porque me resulta placentero escribir, y porque quizás
106 haya gente, en alguna parte, esperando que lo haga.
108 El artículo de este jueves habla de Internet. Dice, palabras más, palabras
109 menos, algo que hace venticinco años dijo Borges mucho mejor que yo, en un
110 poema maravilloso que se llama Los Justos:
112 “Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
114 El que agradece que en la tierra haya música.
116 El que descubre con placer una etimología.
118 Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
120 El ceramista que premedita un color y una forma.
122 Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
124 Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
126 El que acaricia a un animal dormido.
128 El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
130 El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
132 El que prefiere que los otros tengan razón.
134 Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.”
139 __ http://orsai.bitacoras.com/2006/02/los_justos.php
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